POEMAS DEL REMOLINO
Junquito amor mío
sé que de alguna manera no comprendo la ausencia y la presencia, que soy tacto, choque, cubierta de piel, ojos. Sé que vos te sentís obligada a veces por tu piel, que otras veces te la olvidas en la calle, que caminas en el aire y te molesta creer que yo tengo un piolín y te voy a convertir en globo atado a la tierra. Tenés algún viaje que no es mío, algunos recodos que yo no habito a mi manera, vos me llevas a la tuya.
Cualquier cosa mía tiene tu olor Junco, tus relámpagos los monto aunque me queme y no pueda volver, quiero ver tus caminos y seguirlos, quiero mis caminos hasta el fondo, estoy empezando a desconocerme, a no saber nada de mi, a dudar cuándo tengo que presentarme. Mi amor, Junco, estoy empezando a no ser nada, a ser tu bastón de palo de escoba o el Uritorco y tus ojos, tus gestos, tu violencia de luciérnaga, Junco, piso la arena, habito en mis pies pero miro lejos y cualquier lado es tuyo, vos estás como siempre o nuevamente y ya no sonrío como antes.
Ya no necesito ver la huella de mi cuerpo para verme, ya no necesito correr por tu piel para verte.
Pero tu piel es la funda de mis remolinos, tu piel es el descanso de girar infinitamente.
Junco, no necesitas pensar en mi como algo con peso y medida, hola Junquito.
Junquito Remolino, perdoname que empiece a bailar mis propios pasos tan tarde en tu fiesta o cualquier otra cosa con plumeros.
En mi fiesta o en tu fiesta en todas las fiestas es la misma.
¡Hola Junco!
Pipo Remolino
Capilla del Monte
Verano 67 - 68
No hay comentarios:
Publicar un comentario