jueves, 29 de marzo de 2012

"GENERACION DESCARTABLE" - Capítulo: "Rutas"

A partir del Help  Pipo y Junco se hicieron inseparables. Aveces yo iba a visitarlos al departamento de la calle Billinghrst. La mamá de Pipo estaba de viaje y como era de suponer Pipo había llevado a todos sus amigos a vivir a su casa. Miguél estaba formando Los Abuelos y se reunía con los músicos del grupo para ensayar en el departamento. Y ahí estaban todos instalados como en un hotel ocupando las diferentes habitaciones.
Desde la calle se oía la música del grupo que ensayaba con los equipos a todo volumen. Dentro del departamento el señorial ambiente se había transformado en un campamento de gitanos. Se acercaba el verano y por el calor prematuro estaban todos medio desnudos o vestidos con ligeras ropas extravagantes. Habían tomado por asalto los roperos y lucían profusión de pañuelos coloridos, sombreros y fantasías.
Con Miguél intercambiamos unas pastillitas y enseguida me contó que el grupo ya estaba formado. Se llamaban "Los Abuelos de la Nada". Me confió que había sacado ese nombre del libro de Leopoldo Marechal, "El Banquete de Severo Arcángelo. Yo tenía que leerlo, me aseguraba que era formidable. Inaudi, el personaje era "padre de los piojos y abuelo de la nada".
Siguió hablando del grupo. Se habían conectado con Mandioca, el nuevo sello discográfico del editor Jorge Alvarez y estaban a punto de grabar el primer simple con "Diana Divaga" y "Tema en Flu sobre el planeta".
Al rato se pusieron a ensayar en el living. El grupo sonaba formidable. Repetían el tema infinidad de veces y grababan fragmentos mientras Miguél daba minuciosas indicaciones. Probaban los truenos y relámpagos que abrían el tema de Diana.
En algún momento Junco me tomó de la mano y me condujo hasta una habitación. Si yo quería podía cambiarme, porque con esa ropa tan formal, tan de saco y corbata debía sentirme incómodo. Así que pasamos largo tiempo eligiendo ropas multicolores y pintándonos flores y pájaros en la cara, probandonos vinchas y collares y anillos... Y así aparecimos bailando en la sala. El grupo había terminado de ensayar y habían puesto en nuevo álbum de Donovan, "Melow Yellow" que sonaba repetidamente en el combinado con el automático levantado.
Nos pusimos a bailar con Junco y pronto se nos unió Miguel. Pero enseguida Junco se fue a su habitación y nos quedamos bailando solos Miguel y yo. Nos gustaba bailar juntos porque los dos bailábamos muy bien. Sobretodo él era excelente bailarín. Inventábamos movimientos originales y super sexy. Otro tipo de relación no había resultado entre nosotros, pero en cambio acostumbrábamos bailar juntos durante horas enteras sin cansarnos. Lentamente pero con movimientos precisos nos desplazábamos por la amplia sala aprovechando todas las posibilidades del espacio. Aveces bailábamos enfrentados y muy cerca uno del otro, pero otras veces parecíamos bailar solos cada cual por su lado. Así era nuestra relación, aveces coincidíamos, aveces desistíamos...
En un momento Miguel se llegó hasta unos almohadones  que estaban dispuestos en el piso y se acostó ahí sin dejar de moverse al compás de la música. Estaba tendido boca arriba y yo bailaba de pié frente a él. Sus gestos eran muy atractivos. Buscaba diferentes puntos de apoyo en su torso y movía brazos, piernas y cabeza en lentas ondulaciones. Él tenía los ojos cerrados y no me veía, pero yo estaba fascinado porque me parecía leer extraños y veloces jeroglíficos en sus movimientos y no podía dejar de mirarlo...y leerlo. Su boca se movía continuamente como hablando sin emitir sonidos y aveces se acariciaba con ademanes altamente eróticos. Por momentos abría los ojos y miraba sobresaltado como tomando conciencia de estar en ese lugar.
Entonces sonreía hieráticamente y volvía a sumergirse en el mundo interior detrás del velo de los párpados. Ese mundo suyo que yo estaba siempre tratando de penetrar y que me resultaba totalmente hermético.
Él era muy comunicativo y extrovertido, no tenía reparos en contar a sus amigos su infancia de pobreza, cómo había sido separado de su madre y adoptado por la familia que lo había educado, sus numerosos trabajos miserables y su vida en la calle. Además de que inventaba como loco y siempre modificaba las historias el caso es que siempre podía hablar de sus cosas sin ocultar nada. Pero yo imaginaba en su interior lugares inaccesibles y profundos misterios.
Yo en cambio era el polo opuesto, introvertido, nunca contaba mis cosas. Me hubiese sido imposible confiar a mis amigos mi compleja intimidad. Nadie sabía nada de mi, cultivaba en el silencio un estilo ligeramente enigmático... y sin embargo me sentía continuamente puesto en evidencia y desnudado por mis amigos. Sentía que ellos de alguna manera sabían hasta lo más oculto y escondido de mi mismo. Me rompía la cabeza pensando cómo hacían mis amigos para adivinar todos mis secretos. En un lenguaje de código cifrado que solo ellos y yo podíamos entender, me hacían saber a cada momento que lo sabían TODO. ¿Cómo lo harían?... ¿telepatía?... ¿lectura psíquica?... ¿magia adivinatoria?... ¿eran todos videntes?... Nunca pude llegar a saberlo, pero con el tiempo dejé de preguntármelo y simplemente lo daba por hecho, ellos lo sabían todo, lo que pensaba, lo que sentía, lo que quería, lo que yo trataba de ocultarme aun a mi mismo...
Aveces sin querer darme cuenta del sentido profundamente erótico de mis palabras yo le decía:
- No soporto las limitaciones físicas. Quisiera que fuésemos etéreos y transparentes. Interpenetrarnos, atravesarnos y poder ocupar un mismo lugar en el espacio. Fusionarnos y confundirnos...
Dejamos de bailar y salimos al balcón a la noche y allí Miguel volvió a su obsesión por la telekinesia. Yo no terminaba de entender si era una preocupación real suya o si me estaba cargando. Desde el alto piso del edificio mirábamos hacia la calle y Miguel hacía esfuerzos desesperados por mover con la mente y con precisos pases magnéticos los pesados automóviles estacionados en la calle allá abajo. Estaba seguro de poder moverlos.
- ¿Viste? -me decía -¿Viste como lo levanto?...
Yo no veía que se moviesen para nada pero aveces lograba convencerme y me parecía que se movían un poco. ¿Pero qué pretendía él en realidadl, moverlos o que yo viese y admitiese que se movían?...
Antes de retirarse a su habitación me dijo:
- Me voy a hacer el amor. Las mujeres se vuelven locas por nosotros, no porque seamos supermachos, no, pero la verdad es que cogemos como los dioses. En el amor también hay que tener imaginación. Yo siempre digo que no tengo historia de posesión, en la pareja cada uno es libre de coger con quien quiera... siempre que sea como uno, claro. Y si me llegan a engañar que no sea con un camionero porque no le dirijo mas la palabra. Chau señora, no se vaya que después vengo con las facturas para el mate.
Me quedé solo y volví a la sala. Era cierto lo que aveces decía Miguel, que al final en los delirios siempre nos quedábamos solos, pero además también yo al final me quedaba siempre solo. Recorrí la sala lentamente. Estaba iluminada por la débil penumbra gris lluviosa del televisor encendido fuera de emisión. Con Pipo solíamos poner el televisor en lluvia o en rayas horizontales mientras escuchábamos música a todo volumen. Ahora ese ámbito me parecía desolador y mecánico. Fui hasta el combinado y di vuelta el longplay con movimientos casi violentos, entonces el universo introdujo una variante cuando empezó a sonar el maravilloso "Superman Luminoso".
Recorrí el pasillo al que daban todas las habitaciones. Las puertas estaban cerradas. Solo la puerta de una habitación permanecía abierta con la luz encendida. Me asomé al interior y vi el ropero abierto de donde asomaban vestidos coloridos y telas suntuosas. Todo estaba un poco revuelto pero el conjunto lucía encantador, como una invitación. Sobre el toilette brillaban doradas fantasías y frascos de vidrio con cosméticos y perfumes. La cama estaba abierta ligeramente desordenada y yo estaba ahí asomado a ese mundo espectante y completamente loco. No, no pensaba entrar a curiosear entre los frasquitos y olisquear las deliciosas fragancias, no quería ponerme a admirar las espléndidas fantasías para quedar finalmente atrapado entre el espejo y las frescas sábanas de la cama. No, todavía no. Con una sonrisa leve y triste cerré suavemente la puerta de la habitación creo que para siempre. Desandé el camino del corredor y volví a la sala para tenderme sobre los almohadones donde había estado bailando Miguel. Encontré papeles y lápices y estuve dibujando el resto de la noche hasta que sin darme cuenta me encontré en plena mañana entre los extraños habitantes de la casa que empezaban a despertar. Me sentí mal, me veía ridículo, observado por todos, parecía el único sobreviviente de un baile de carnaval emergiendo inesperadamente en el living del departamento... Todos despertaban frescos y dispuestos a encarar el día con energías renovadas y yo estaba ahí como una extraña flor delirante de la noche desmesurada, ya casi marchita y al borde del abismo de la mañana.
Y estuve suspendido allí hasta que llegó Patty, nos encerramos en la cocina y tuvimos un largo y complicado diálogo. La intuición me aseguraba que nos comprendíamos profundamente, pero algunos fragmentos de conversación me hacían pensar que estábamos hablando de cosas completamente diferentes. Ella estaba sentada sobre la mesa de la cocina y yo en el peldaño superior de la escalerita de la alacena. Era otra reunión en las cumbres. Hasta que finalmente al cabo de largos rodeos llegamos a la conclusión de que tanto ella como yo preferíamos irnos a Villa Gesell a ver el mar y andar entre los pinos antes que estar ahí en esas improvisadas cumbres de las estructuras domésticas. Ella me ayudaría a cambiarme, sacarme ese atuendo colorido y el maquillaje estridente, ponerme un simple jean y una campera como para no llamar la atención y poder salir a la ruta. Nos costó mucho trabajo pero despues de interminables maniobras ya casi estábamos listos para salir cuando apareció el Peli dispuesto inmediatamente a formar parte de la expedición. Tomamos un par de cápsulas y llevamos otras como provisiones para el camino. Pipo y Miguel nos aseguraron que irían en los próximos días, que los esperásemos, que ellos se nos unirían. Y finalmente salimos a hacer dedo por las rutas argentinas, rutas argentinas hasta el fin.

jueves, 1 de marzo de 2012

"HELP" - (GENERACIÓN DESCARTABLE)

G E N E R A C I Ó N     D E S C A R T A B L E

" H E L P "

                                     "Pero esta vez todavía no alcanzaremos
                                       a descubrir el Gran Misterio."
                                                                                      Junco

Volvíamos a reunirnos en el Obelisco a la noche tarde adonde iban llegando siempre nuevos amigos. Por ahí andaban Pipo, Miguél y Tango y otra gente que yo todavía no conocía, algunos que recién se acercaba al grupo. Entre estos había una chica que yo veía por primera vez. Era chiquita y flaquita pero muy bien proporcionada con unos pelos cobrizos ondulados y enredados con mechones rubios descoloridos, ojos tristes y sonrisa escéptica. Era Junco. Nos acercamos e intercambiamos algunas palabras como si nos conociésemos desde siempre. Llevaba una campera de cuero negro que le quedaba muy grande y un pantalón elastizado muy ajustado en imitación leopardo. Con los ojos muy pintados daba la impresión de una niña disfrazada de prostituta.
Entonces empezó a correr la voz de que estábamos muy en la vidriera, era muy tarde y pasaban los patrulleros, estábamos haciendo mucha bandera y en cualquier momento íbamos a terminar todos en alguna comisaría. Pero había saltado un lugar para copar y enseguida nos dirigimos todos hacia allí. Era cerca, unas pocas cuadras por Diagonal Norte, un bulincito bohemio, el atelier de un pintor en un edificio antiguo; y en grupos de a dos y de a tres para no llamar la atención nos mandamos para allá. El lugar era muy reducido, con algunos cuadros amontonados en un rincón y unos almohadones desparramados por el piso.Y en ese espacio donde difícilmente podían convivir dos personas nos hacinamos casi quince náufragos. Nos fuimos acomodando sentados en el suelo y apretados contra las paredes muy divertidos ante el absurdo de meter tanta gente en ese mínimo lugarcito.
Y cuando todos empezamos a conversar y a fumar y encendieron una luz roja y pusieron música de los Jefferson Airplain en el tocadiscos, la escena se tornó realmente alucinante.
Junco estaba apretada entre Pipo y yo y junto a mi estaba Miguél  y a su lado Tango. Ya habíamos estado tomando nuestras pastillitas, (las pequeñas ayudantes de mamá), y estábamos  todos muy animados. Junco hablaba conmigo y a mi me parecía que me la podía ganar. La veía tan seductora... Pasaban los maravillosos temas de los Aviadores de Jefferson: "Amante Fantástico"... "Conejo Blanco"... "La Chica de los Autos Raros"... "Alguien para Amar"... "¿Cómo te Sientes?"... "3/4 de Milla en 10 Segundos"... Miguél sostenía la tapa del disco y leíamos los títulos de los temas. Tango había inventado un juego original: tomaba las tapas de algunos long-play, iba leyendo y te hablaba con los títulos de los temas. Después iba intercambiando los títulos y podía decir las cosas mas graciosas, delirantes, poéticas y surrealistas imaginables.
Escuchábamos la música envueltos en esa luz roja entre las densas nubes de humo, la voz de Grace era formidable y el tema "Regresa a Mí" que duraba cinco largos minutos nos volvía realmente locos y lo repetíamos todo el tiempo.
De pronto cuando me volví hacia Junco para comentarle algo ya era demasiado tarde,. estaba confundida en un estrecho abrazo con Pipo y se besaban apasionadamente. Bueno, me habían ganado de mano, así que tratando de no darle importancia seguí hablando con Miguél y Tango y escuchando al grupo californiano.
Pero al rato notamos que el nuevo romance estaba levantando presión, sin duda, porque ya Pipo y Junco se habían quitado los abrigos y rodaban por el piso entre las otras personas. Casi no había espacio para nada, pero ellos rodaban y se estiraban ante la mirada comprensiva de los amigos.. El juego de los besos y los abrazos duró mucho tiempo hasta que se puso verdaderamente candente. Algunos hacían comentarios graciosos, pero a ellos parecía no importarles, hasta que muy naturalmente y como afiebrados, como si hubiesen estado completamente solos comenzaron a sacarse las ropas hasta quedar completamente desnudos.. Después de quitarse los pantalones él se sentó en la posición del loto y cuando ella quedó desnuda buscó refugio entre sus brazos y él la cubrió por completo. Así estuvieron un rato mientras él la contenía y la cubría amorosamente. Las caricias y los besos siguieron avivando el fuego hasta que ella tomando la determinación se sentó en la posición del árbol. La penetración hizo que se arquease hacia atrás en un gesto de placer. Todos seguíamos el desarrollo de la escena un tanto divertidos y con muestras de ternura. Algunos hacían comentarios y otros seguían conversando entre sí sin darle importancia al asunto.
Junco ya estaba meciéndose dulcemente sobre la rama del árbol. Por momentos se abría sin inhibiciones y después se replegaba buscando ocultarse entre los brazos de Pipo. Se miraban extasiados y luego volvían a confundirse en un apretado abrazo.
Del grupo brotaban exclamaciones de placer y expresiones excitantes. Sus movimientos se iban acelerando a medida que aumentaba la excitación. Estaban hermosísimos, desnudos bajo la luz roja envueltos en el humo con la música de los Aviadores... Ella se echó hacia atrás hasta acostarse en el suelo y el la cubrió con su cuerpo. Entonces empezaron a moverse lentamente primero y después en un ritmo cada vez mas acelerado. Ella lo abrazaba y lo rodeaba con sus piernas en tanto el ritmo de las voces y los comentarios del grupo también se iban acelerando hasta que cuando pareció que la pareja se acercaba al orgasmo, alguien gritó:
- ¡Help!
Y todos copadísimos empezamos a gritar:
- ¡Help!... ¡Help!... ¡¡¡Heeeeeeelp!!!... -palmeando acompasadamente hasta que alcanzaron el orgasmo entre risas y aplausos generales.
Después de un breve descanso se incorporaron y se vistieron. Pipo preguntaba:
- ¿Y...qué tal estuve?...
Entonces Miguél le dijo:
- Un poco monótono, siempre lo mismo che, todo para adelante como un camionero...
- ¿Y qué querés, -se defendía Pipo -hay que estar ahí con todos mirándote.
- Si, -dijo Miguél -pero ella en un momento te hizo un pase de piernas que era como para hacerle algunas variaciones...

Desde entonces se llamó "Help" a ese tipo de reuniones donde alguna pareja hacía el amor.
Mario el colorado empezó a repartir unas tarjetas rojas muy lindas con las letras HELP en blanco y todos estábamos de acuerdo en que esas prácticas  era al menos una buena terapia mucho mas efectiva que varios años de psicoanálisis en la costosa clínica del Dr. Fontana.

" H E L P "

G E N E R A C I Ó N     D E S C A R T A B L E

omaragon omarteum: "AMOR DE PRIMAVERA"

omaragon omarteum: "AMOR DE PRIMAVERA": Era una chica muy dulce y de una forma de ser encantadora. Tenía 17 años y nos amabamos de un modo muy "flu". Siempre tenía la mej...