jueves, 28 de agosto de 2014

"GENERACIÓN DESCARTABLE" - (Segunda Parte)





Capítulo 4
“EL MALDITO TELÉFONO”




                                                                

Esas pastillas nuevas eran buenísimas y su poder había obrado un resultado milagroso: yo había podido vencer todas las inhibiciones y me había atrevido a realizar algo tan
prodigioso como hablar amigablemente con Hugo y tocarle el pelo.
Tal vez atemorizado por un acto tan heroico me refugié en mi casa durante algunas semanas. Entonces no debía afrontar ningún riesgo, podría alimentarme y descansar o leer y escribir sin sobresaltos. Hasta que una tarde llegaron el Peli y Miguel que venían a
rescatarme. ¿Qué me pasaba? ¿Por qué desaparecía semanas enteras? ¿Por qué me
alejaba así de la gente, de mis amigos? ¿Por qué era tan paranoico?
- No soy paranoico, -mentí, y agregué – pero tengo que cuidarme…
Miguel me miró con desprecioy y susurró de manera casi inaudible:
- Así estás… por cuidarte tanto, parecés un viejo de ochenta años.

Ël en cambio no pensaba tener ningún cuidado y ya estaba por dar su próximo salto, ¡el  gran salto del tigre!.. Se iba a Brasil, tal vez con Luis, tal vez yo quisiera ir con ellos… Pero eso era todavía tan solo un proyecto…y muchas ganas de salir al
camino.
En cambio había algo más concreto y más próximo: con unos amigos se había aplicado unas ampollas de Pervitín inyectable. ¡Era genial! Y había sido un viaje de varias horas, con mucha energía, muy hight y muy speed…
Y si yo quería podíamos conseguir una caja de ampollitas en cualquier Farma. ¡Eran venta libre! Pero eso sí, teníamos que conseguir a alguien para la aplicación porque no era nada simple, había que saber ponerla; valía moneditas así que juntamos la plata entre los tres y un rato después salíamos de la farmacia con la cajita amarilla y blanca de Pervitín en ampollas.
Llamamos a mi amigo Ciri para que nos aplique, pero sus estudios de enfermería eran muy limitados, sabía aplicar intramuscular  pero todavía no se animaba a dar endovenosa; además expuso sus escrúpulos: ¿no nos haría mal esa droga?
Leyendo el prospecto nos aclaró que se trataba de una droga muy fuerte. Pero
Miguel dijo que él ya había experimentado y que no había problema. Así que nos
inyectaron una dosis intramuscular a cada uno. Nos pareció que no nos hacía
nada… o solo por momentos… como una oleada de calor… pensamos que tal vez para que hiciese un efecto más notable, la aplicación debía ser endovenosa… El
enfermero improvisado se fue y nos quedamos los tres solos, silenciosos. Ya era
muy tarde de noche y nos acostamos en mi cama grande. Teníamos frío y nos
tapamos con una manta. Yo estaba en el medio y mis amigos se abrazaban a mí
mientras la habitación ondulaba suavemente como un navío.
- Parece que no hace nada –dije – pero es como un barco que vuela…
Mis amigos se apretujaron contra mí… y nos dormimos mecidos por el oleaje.



Omar, mi bello y adorado
Omar:

 Si, recibí una sola carta tuya. La otra habrá quedado no sé dónde. Estoy en París.
Notre Dame, Sena, Las Tullerías, el Bois de Boulogne, St. Germain de Pres,
Montparnasse…en fin, ¿para qué seguir?... El mapa no es el territorio.
Tengo “anvies” de recibir una carta tuya, escríbeme. Puedes hacerlo a:
Juan
Cook / Wagons Lits
14 Bv. Des Capucines
París 9 – FRANCE
Yo solo leo libros de descripciones de pájaros exóticos y voy a cine. (He visto “Teorema”, “If”, -una maravilla- “Nuestra Señora de los turcos”, “Susana Lenox” (con Greta Garbo), “La Emperatriz Roja” (con Marlen Dietrich), y muchas más que sería arduo enumerar;  sin cortes ni censuras en la cinemateca.
También estudio francés en la Alianza de París, y ya hablo regio. Contame qué pensás hacer “inmediatamente” y “mediatamente”. Vivo en una habitación grande y clara sobre Rue St. Placide (entre Montparnasse y St. Germain de Pres) ¿Estas escribiendo?
Mi último dibujo:


(La Reina de los Tigres)
Como ves, no tiene ningún sentido, pero a mi me gusta.
Estoy muy resfriado y se debe notar en la letra, pues no me sale bien la escritura, pero en fin, tú sabrás disculpar. El mes pasado estaba más loca que una cabra, pero ahora he empeorado y estoy mejor.
Si llegás a venir a París no te vas nunca más, únicamente para irte a Londres.
Londres creo que es directamente un paraíso terrenal.
Amor mío, esperando tu rápida respuesta quedo en la Ciudad Luz, anhelante. Saluda a nuestras posibles comunes amigas de mi parte: Marisa, Renée (¿viajó o no?), etc…
Juan



A veces Gabriel y Noemí llegaban al departamento de Farolito y se encerraban en la cocina, pero una vez que fui a tomar agua y habían olvidado cerrar la puerta, entré y vi que el Zombi se estaba picando; con su brazo desnudo sobre la mesa mientras Noemí lo ayudaba ajustando el torniquete de goma, el Zombi esgrimiendo la jeringa
hurgaba con la aguja para ensartar la vena. Me quedé parado ahí sin atreverme a
hacer el más mínimo movimiento que pudiera interferir en tan delicada operación.
Me sintieron pero ni me miraron. Con la lengua asomando entre los labios entreabiertos  siguió buscando la escurridiza vena. Yo también me sentí atrapado con la mirada fija en ese lugar de la escena hasta que una voluta de sangre como un  humo espeso de un rojo oscuro entró en la jeringa, al tiempo que aflojaban el torniquete y el Zombi  iba empujando el émbolo lentamente.
Mientras yo tomaba agua ellos reanudaron una conversación que parecía haberse iniciado antes de que yo entrase.
 Al principio me pareció que Noemí se reía, pero enseguida me di cuenta que estaba llorando mientras decía:
- …entonces, es un hijo de puta, no va a cambiar nunca, va a ser siempre así…
- …y si, claro. –dijo el Zombi.
Pero… ¿de quién estarían hablando?... Me quedé petrificado.
 Ellos  continuaron el diálogo.
-  Yo ya te lo dije.–dijo el Zombi.
-   ¿Me lo dijiste o lo pensaste? – preguntó Noemí.
-       Es lo mismo –dijo el Zombi –lo pensé y te lo dije.
-     ¡Ah, no! –aclaró Noemí, enunciando entonces lo que en adelante pasaría a ser el Principio de Noemius:
-      Si lo que vos crees que yo te dije, no te lo dije, entonces, te lo dije.
Al principio no la entendí, pero como en ese tiempo hablábamos mucho de telepatía enseguida supe de qué se trataba y vi que el principio resultaba ser un axioma incuestionable.




Querido Omar:
                         Como no he recibido noticias tuyas te vuelvo a escribir. ¿Qué estás haciendo y qué pensás hacer? Yo hace quince días que estoy en París y trato de alquilar un departamento que no sea muy caro.
Estoy trabajando como lector para Gallimard en la parte de teatro y trato de empezar los ensayos de mi obra.
Por ahora vivo en un hotel donde me puedes escribir, pues aunque me vaya me
guardan las cartas:
J.B.P.
Hotel de Verneuil
29 rue de Verneuil
75 París 7ª.
FRANCE
Escribime pronto, please.
Cuando vengas haceme un favor, traéme 4 ó 5 pomos de  Aqualane
(en pomos de plástico, no en frasco). No es una broma, no te rías, pues es lo
único que me sirve para, etc. Y aquí no existe. Por favor, no te olvides.
Cuéntame cuales son tus planes y tratá de juntar algún dinerillo para los primeros tiempos, enseguida te arreglarás. Acá las emigradas ya formamos casi una colonia y somos poderosísimas. ¡La unión hace la fuerza!
Besos y abrazos de tu amigo:
 Juan
  



A la tarde del día siguiente, por una pura casualidad, el departamento estaba solitario y el Zombi había puesto a girar un simple que un amigo le había traído de Brasil, “Aquele Abraço” que se repetía en el cambiador automático por enésima vez. Yo estaba leyendo tendido en el diván y él se había sentado en el taburete alto de dibujo junto al maldito teléfono. Entonces comenzó la larga y lenta operación: se ató el brazo con la goma, limó la ampollita, la partió y cargó la jeringa. Silenciosamente me acerqué y me paré frente a él. Buscó su vena, su sangre brotó y se inyectó y cuando retiró la aguja y me miró sonriente vi que idénticas estrellas de alta magnitud brillaban en el fondo de sus pupilas como soles binarios. Entonces levanté la manga de mi camisa y avancé mi brazo extendido hacia el Zombi.


Otra conversación que yo agarraba empezada:
- El cuerpo no miente,  –dijo Gracielita – no se puede mentir con el cuerpo.
Y Farolito después de un momento de reflexión sentenció:
- Todo el que nació, murió.
Y me miró fijamente esperando que yo quisiese agregar algo.
- ¿Y los que no mueren? –pregunté.
- Esos son solo… aquellos que no han nacido. –contestó categóricamente Farolito.





Omar:
           ¡No te eternices en Baires mientas Dios te espera en París! No tomes más anfetaminas, hay unas pastillas nuevas por acá que son increíbles y no dan épocas negras ni efectos secundarios. Ya verás. En Septiembre tendré una casa enorme en las afueras de París donde podremos vivir juntos y haremos fiestas. Creo que Armando y Carlos vienen también. Así que tratá de llegar los primeros días de Septiembre. Tratá de viejar en avión, pues sale casi lo mismo y si lo hacés en barco apurate.  Yo estaré:
1 al 17 de agosto – Roma – Posta Centrale – Posta Fermo
20 al 27 – Venecia – Posta Centrale – Posta Fermo
Septiembre y luego: J.N Flipo – 27 rue de Sablons – París XVI
Contestame lo mas pronto posible y según cuando llegues envías la carta a dichas direcciones.
La casa quinta tiene árboles, un arroyo, es hermosísima.
Si tenés algunos elementos para hacer artesanías traélos, es la manera más fácil de ganarse el sustento, y si no, no importa.
¿La viste a Renée? En Roma me encontré con un amante en común, Livio W… y estuvimos hablando de ella mucho tiempo.
Conocí un grupo de chicos increíbles (de 15 a 20 años y nos pusimos “hight” con vino Marsala a l´uovo (con el calor que hace en Roma te pones hight tomando agua)  …y me decían: “come sei bello” y me besaban, ¡qué hermosa es la juventud! Mañana les llevaré unas pastillitas a ver qué pasa. (Tres eran hermanos, iguales, los tres con anteojos de miope, era alucinante). Ay, mire, debo dejarlo para ir al correo y enviar esta carta. Por favor, hágame saber todo, quiero saberlo todo, todo, o si no me volveré loca!  
Te quiero
Juan


Sentados en el suelo en la habitación de Farolito, el Zombi y Noemí enhebran mostacillas haciendo collares. Yo estoy ornamentando las alpargatas blancas de Hugo con una colorida guarda de canutillos. Veo que el Zombi nunca terminará ese collar porque no ha hecho el nudo al extremo del hilo y las mostacillas que va enhebrando se van desenhebrando por el otro extremo… Y cuando lo descubrimos nos explicó que ya lo sabía, y que él enhebraba así porque quería hacer un collar infinito y no le gustaba terminar nada.
Esos collares  hippies eran muy complicados, había que estar contando espacios y mostacillas y colores para formar las figuras. Era una antigua técnica artesanal que tenía origen en los indios americanos, y Noemí nos decía que los indios hacían trabajos maravillosos con dibujos fantásticos, y que al terminarlos producían un error imperceptible, como un color equivocado o un número diferente en la serie, para dejar establecido que se trataba de una realización humana, porque solo Dios es perfecto, decían.
Y había mostacillas muy hermosas, porque con Kris, paseando por el centro habíamos descubierto una tienda muy vieja. Era un gran salón inmenso, oscuro y desierto como un dinosaurio conservado en el hielo que parecía permanecer en otro tiempo. Y estaba atendido por un viejito que se movía graciosamente en su ámbito de daguerrotipo color sepia; y le habremos parecido jóvenes viajeros del futuro, porque nos recibió con suma amabilidad en su polvoriento planeta olvidado y nos mostró mercaderías fabulosas como tesoros escondidos: puntillas y crochés, cordones y guardas, adornos de hilos dorados y extrañas hebillas de nácar con aplicaciones de estrás…Ahí estuvimos toda la tarde revolviendo entre los estantes y los cajones hasta que encontramos unas cajas llenas de mostacillas, canutillos y botoncitos que eran una delicia; transparentes, espejados y muy coloridos; y el viejito nos explicó que eran checoeslovacas y que eran una partida que había llegado de antes del tiempo de la guerra; y no quisimos preguntar de antes de qué guerra porque eran tan bonitas y raras y antiguas que hubiesen podido ser de la guerra de Troya, pero nos dijo que nunca se habían vendido y que podríamos aprovechar todo el lote a muy bajo precio. Y cuando estableció el precio después de arduos cálculos, nos miramos sorprendidos porque pedía por todo eso nada más que unas pocas monedas, pero supimos disimular tanta generosidad y salimos con todo el botín casi sin poder contener la risa hasta llegar a la calle.


 Omar:
            Recibí tu carta en Roma, donde estaré hasta el quince de Agosto, luego debo volver a París pues se me acaban las vacaciones y tengo que continuar trabajando en la editorial.
Estoy ganando mucha plata y ya me compré un departamento de dos habitaciones y para el invierno tal vez me pueda comprar un auto de segunda mano.
Creo que si vinieras tendrías que hacerlo ahora (agosto, setiembre) pues es la mejor época para conseguir trabajo, y yo creo que vos no tendrás ningún problema. También podrías vivir en mi casa hasta cuando quieras.
Espero que ya estés repuesto y no hagas más pavadas que solo te arruinan la salud.
Estuve preguntando si en la editorial necesitaban correctores de pruebas de libros editados en español y me dijeron que si, así que si te gusta eso es seguro.
Contestame lo mas pronto que puedas. Un abrazo de tu amigo:
Juan


 El Zombi me había ayudado la primera vez, pero después yo tenía que aprender… y me resultaba casi imposible. Estuve horas tan solo hasta lograr atravesar la epidermis con la punta de la aguja, y todavía faltaba lo mas difícil, seguir metiendo la aguja hasta ensartar la vena escurridiza que se me zafaba y se iba para  el otro lado, y cuando al fin logré pincharla, todavía hubo que coordinar varias operaciones aceleradas como soltar las ligaduras y empujar el émbolo…
Y así de pronto comencé a picarme, como diria Williams Burroughs si lo ves una vez seguro que lo hacés, porque esa imagen igual que una palabra es como un virus que necesita replicarse a si mismo como información, en información…



Por entonces comenzó a venir una loca al departamento de Farolito Le decían The Acid Queen. ¡Era tan hermosa, tan alta y flaca, con lárguísimos pelos de reflejos rojizos, y vistiendo siempre túnicas orientales y sandalias… y tenía unos trips para transar. Hugo compró varios que repartió entre el Peli, Tango, Gracielita, el Zombi y Noemí. Tomaron las pastillitas anaranjadas cerca de la medianoche. Yo hubiese querido tomar pero había llegado tarde a la repartija y nadie me ofreció. Me quedé sentado en la estera viendo como mis amigos divagaban  toda la noche, en conversaciones que por momentos eran insólitas y que generalmente  conducían hacia una risa incontenible. Tango había tocado unos temas hasta que de pronto algo le pareció muy absurdo.
- ¡Basta, por favor!... ¡dejenmé!... –decía riéndose y agarrandosé la cabeza, 
y repetía - ¡Qué ridículo!...
Se paraba y se volvía a sentar, caminaba riéndose a lo largo de la habitación exclamando:
- ¡Ah, era así entonces!... ¿era tan simple?... y parecía imposible…
Y nadie salto por la ventana, no hubo delirios, ni viajes negros, ni estados catatónicos de éxtasis, porque desde afuera todo se veía como siempre, aunque todas las luces del departamento estubiesen encendidas y todo el tiempo música en el tocadisco o con la viola…
 Farolito dibujaba con tinta negra sobre un inmenso cartón en el suelo. Había varios focos de conversaciones que fluían incesantes. Por momentos me parecía que se comunicaban en un nivel superior de la mente más allá de las palabras.  Estaban todos muy speed, y además esas continuas risas que parecían sintetizar el sinsentido de todas las cosas…
Al amanecer Tango se sentó en el marco de la ventana abierta mirando como se iba iluminando el día. Estábamos en un piso alto y yo tenía miedo. Ël miraba el vacío, después miraba a sus amigos dentro de la habitación y se reía. Adentro todos se reían con él y él se asomaba al vacío diciendo:
- ¡ Basta che, por favor!...


OMAR:
¿Sabías que en árabe tu nombre se escribe AMAR y se pronuncia OMAR? Creo que tu destino es el de ser “AMAR” o sea una acción sin cuerpo físico, tal vez con cuerpo astral, lo que te da grandes poderes para la “DIVAGACIÖN TOTAL”, (pero usalo para el bien nena, pues tus poderes son grandes y tu santidad podría ser maravillosa.)
Carlos ha llegado y está muy bien. Si ves a Cylbia y a Renée deciles que las amo.
En diciembre iré a Buenos Aires y a fines de enero iré a Brasil, así que nos veremos.
Me mudé otra vez. Escribime a la dirección del remitente. Buenos Aires es una ciudad hermosa, pero espero que sepa comprenderte, pues es medio paisana (como puntiaguda a veces).
Te mando este Dibujo Astral:

Te quiero.
 Juan
 PD :
 Yo también te quiero mucho y quiero tus cuadernos y tu barco que vuela y tu prédica en el desierto y nuestras caminatas por el oasis, Omar Bautista, cuando comprendíamos que no éramos egos separados en mundos ajenos, sino que formábamos parte del Todo.
Te esperamos, Joe viene. Tu casa estará es el sur de España, tus amigos estarán allí esperándote.
Carlos Borsani


Yo quería tomar trip y en los días siguientes no podía dejar de pensar en eso. Pero no había forma, era muy caro, y yo no tenia plata, nunca podría reunir el dinero necesario. Pero una tarde estábamos solos en el departamento Gato y yo, y estábamos ansiosos y nos aburríamos… Ella también quería tomar. Teníamos que hacer algo… Y fue entonces cuando reparé en la extensa discoteca de Farolito y me puse a revisar los anaqueles. Allí había viejos discos LP que nunca se escuchaban, infinidad de viejos discos de folclore, muchos de tango y de música clásica. Deduje que eran de la época careta de Hugo, porque ahora no escuchaba nada más que rockanrol. Automáticamente fui apartando los LP que me parecía que se podían vender. Gato me miraba sin comprender mientras yo formaba una pila de longplays, todo folklor, todo tango, todo clásico, pura basura pensaba yo, lo que no es rock no es música. Farolito nunca notaría la falta de esos vinilos. Se lo dije a Gato:
- Los llevamos a una de esas disquerías del centro y los vendemos y con lo que nos den nos compramos el trip, ¿qué te parece?...
Gato me miró como disfrutando una travesura.
- ¿Te parece?... -me preguntó a su vez, pero yo ya estaba cargando la pila de discos y salimos para el centro.
Después llamamos a la loca del ácido por teléfono y a la noche volvimos a lo de Farolito, muy animados, con la diminuta pastillita anaranjada en el bolsillo de mi camisa. Hugo y los chicos salían en ese momento todos juntos para un recital. Nos quedamos solos Gato y yo. Pusimos música, partimos por la mitad la pastillita y la tomamos. Al rato enseguida sonó el timbre. Era Kris y nos encantó verla llegar, tan vital y animada y sonriente, ya que ahora la conversación estaba asegurada, porque Gato y yo nunca hablábamos demasiado, pero Kris no paraba, y siempre estaba contando las anécdotas mas divertidas. Nosotros no decíamos nada pero el trip empezaba a hacernos efecto, venía como por oleadas, como una ola de calor que encendía todo con colores brillantes. Gato y yo nos mirábamos y sonreíamos con tácito acuerdo, en tanto que Kris que no había dejado de hablar ni un momento ahora nos contaba sus proyectos: terminaría de hacer la obra con el grupo y se iría a Londres, ya estaba tramitando el pasaporte… y así pasaron un par de horas y estaba todo de lo mas psicodélico hasta que sonó el maldito teléfono.
¡Por qué tenía que atender yo?, si yo jamás atendía el teléfono, nunca me gustó hablar por teléfono, nunca supe, nunca quise… ¿por qué entonces había tenido que atender esa extraña llamada.
Yo no sabía bien quién hablaba, era una voz de hombre, si, un tipo mayor, pero… ¿qué decía? Me costaba entenderlo, yo estaba en ácido, pero él parecía estar borracho. Vacilaba y había largos momentos de silencio al otro lado del tubo… Yo no sabía qué decirle puesto que no encontraba la más mínima coherencia en sus palabras, pero sin embargo no podía cortar. Gato y Kris me miraban intrigadas. ¿Con quién estaba hablando? Yo trataba de encontrar algún sentido en las palabras del borracho. Pensé que podía ser el Gallo, pero después me pareció entender que se trataba de un amigo del Gallo.
- Yo te dije la otra noche en el boliche… ¿no te lo dije?... que había que tener cuidado con eso…
-  ¿Con qué? –pregunté yo tratando de sonsacarle algo.
-   Dale… -me dijo el otro- No te hagas el boludo que vos sabes bien…
-  ¿Qué?... si… si… claro -respondí ambiguamente yo.
Pero él siguió riéndose, recitando fragmentos deshilvanados de poemas y letras de tangos… Me pareció que todo lo que decía  se estaba tornando muy tendencioso, porque poco a poco iba haciendo alusión a algo que yo todavía no acertaba  entender hasta que dijo:
-  Voy con el pibe… lo espero abajo y subo con él…
-  ¿Adonde?... –pregunté yo.
-  Arriba… -dijo él, y agregó –así escuchamos esos viejos discos de tango que tenés… vos sabés…vos sabés que yo sé… y mirá que esta vez te la sigo a muerte...
Solté el tubo del teléfono que cayo al suelo. Estaba temblando. Gato y Kris me miraban preocupadas… ¿qué me pasaba? Yo no podía hablar, temblaba y me contorsionaba, me subió un sudor frío, todo se movía convulsivamente. Busqué mi campera y me la puse, tomé mi bolso y comencé a salir. Gato y Kris seguían mis movimientos sin dejar de preguntar:
-  ¿Qué pasa, Omar?... ¿qué hacés?... ¿quién era el teléfono?... pero… ¿adonde vas?...
Yo tenía que salir de allí, tenía que huir, no sabía muy bien de quién pero lo mejor sería huir. Abrí la puerta, salí corriendo del departamento y comencé a bajar las escaleras como si me persiguiese la voz del teléfono, la voz de mi conciencia, mientras Gato y Kris iban detrás de mí, hasta que en un descanso de las escaleras me alcanzaron y me atraparon, me abrazaron estrechamente entre las dos mientras me acariciaban y decían:
- Calmate, Omar, por favor calmate.
Gato miraba a su alrededor como cuando los gatos parecen mirar movimientos invisibles en el espacio mientras Kris me abrazaba llorando y diciendo:
- No te vayas, Omar, nosotras te queremos.



Volvimos a entrar en el departamento. La puerta había quedado abierta, las luces encendidas, el tubo del teléfono en el suelo… ¿Qué había pasado? Los efectos alucinógenos del ácido se iban atenuando, se iban como habìan llegado en lentas oleadas.
Al rato llegaron todos: Farolito, Tango, Graciela, Zombi, Noemí y el Peli… Y con ellos estaba… ¡el hombre del teléfono! Era él, aunque no podía saberlo con exactitud, un tipo mayor, de la edad del Gallo y parecía estar bastante pasado de alcohol. Se había encontrado abajo con los chicos y Hugo había ido a comprar unos vinos y unos trozos de asado para festejar el encuentro. Y ahí estaban Hugo y el tipo cortando el asado sobre una tablita y tomando vino tinto y conversando en un mismo lenguaje tanguero, poético y bastante incoherente.
Yo ya no tenía miedo, el ataque de terror había pasado, pero en cambio me sentía avergonzado. ¿Cómo me había atrevido a vender esos discos? Había traicionado la confianza de un tipo tan macanudo como Farolito. Pero no me atrevía a hablarlo y afrontar el problema: en cambio, tenia la sensación que Hugo y todos mis amigos sabían lo que había pasado… lo que estaba pasando, ya que desde siempre me parecía que leían cada uno de mis pensamientos, y la actitud de mis amigos hacia mí parecía decirme: ¡Basta de drama! Ya pasó… ya está… no exageres...pero guarda, que este juego es a muerte.
 Por lo demás yo no estaba muy seguro de lo que había escuchado en el teléfono, era todo tan raro… tan ambiguo, pero de lo que no me cabía ninguna duda era que la voz en el teléfono había hecho alusión a “esos viejos discos de tango”…pero ¿eso qué tenía que ver? ¿acaso podría haber hablado de todas las cosas menos de unos discos viejos? En tal caso hubiese sido  igualmente sospechoso. Pero sin embargo no había nada raro en ese hombre, aunque su voz en el teléfono me hubiese parecido el mismo demonio. Sentado ahí, comiendo el asado jugoso sobre la tablita y tomando su tinto parecía un tanguero trasnochado, o un paisano desorientado, y aunque no hubo presentaciones enseguida supuse que debía ser un viejo amigo del Gallo y de la familia.
Hubiese bastado que dijese: - Sacá esa música de locos, pibe, y poné algún tango… - para que yo saliese aullando por las escaleras, pero no, no lo dijo, y en cambio Forolito le mostraba ahora el último dibujo que estaba haciendo en el cartón grande tirado en el suelo.
-   Muy bueno, pibe, -decía el hombre del teléfono – pero explicame un poco de qué se trata…
-   Es el Juego del Chancho. -dijo Farolito con una expresión de tierna ironía  - ¿ves?... acá en el medio está el Chiquero… Y este es el Chancho.
-   ¿Y todo eso alrededor?  -preguntó el hombre del teléfono.
-    Es el Pais del Chancho. –dijo Farolito, y siguió explicando – Es como un juego ¿entendés?... cada tanto el Chancho se escapa y todos tienen que correrlo hasta hacerlo entrar otra vez en el Chiquero. La gente del país se aposta en lugares estratégicos desde donde pueden espantar al Chancho. A veces si el Chancho no se escapa ellos mismos lo sueltan para poder jugar. Hasta en remotas regiones se conoce el juego y ya todos están alertados. En otros países también se juega el Juego del Chancho. Ves, acá están representados todos los barrios porteños que participan del juego. Aquí está la gente de Almagro, los de Caballito, estos son los pitucos de Barrio Norte, y aquí está la gente de La Boca, San Telmo y Palermo… ¿ves?... Nosotros estamos aquí fijate, calle Laprida, vecinos de Xul Solar, en pleno barrio de Florida.
Como el estilo gráfico de Farolito no era netamente figurativo, el hombre del teléfono miraba el dibujo como tratando de descifrarlo:
… tal vez la figura central con infinidad de dientes y pelos erizados tuviese alguna semejanza con el mencionado porcino y esas negras rayas obsesivas parecían ser alambradas y caminos… y entonces esos garabatos infantiles como insectos exasperados debían ser la gente del País del Chancho…
Cerca del amanecer lo acompañamos hasta abajo para despedirlo. Lo saludamos en la puerta del edificio y se fue dando tumbos en la oscuridad de la noche.
Todos volvieron a subir, pero Gato y yo nos quedamos tomando fresco sentados en el umbral. Lentamente volvía la calma, la tempestad ácida estaba amainando. Tuve una sensación de profunda paz y de super lucidez. En realidad podía ver con total claridad en mi propia vida, ya que si la culpa se disolvía no podía haber ningún sobresalto. Haber tomado esos discos no tenía nada de malo desde que toda nuestra generación propugnaba por la abolición de la propiedad privada, la propiedad privada es el verdadero robo habían señalado ya los hippies parafraseando a Proudhon. Mis amigos bien podían tomar mis cosas como yo las de ellos… trataba de auto-convencerme… todo estaba bien… y de veras que por momentos lograba enfocar los hechos desde un ángulo donde estaba todo bien y no había ningún conflicto. A la vez sentía que si lograba mantener ese enfoque de la realidad toda mi vida se desarrollaría de manera armoniosa: pero, precisamente, permanecer en ese punto de vista era el trabajo más difícil, porque siempre tenía una imagen parcial e incompleta de los hechos y entonces todo parecía sumamente complicado, y sin embargo era tan simple…
En un momento me pareció ver con claridad todo lo que tenía que hacer. ¿Qué estaba haciendo en esa pálida ciudad?... con esos interminables rollos familiares; para colmo sin poder andar libremente por la calle, siempre perseguido por la policía, agredido, drogado, reventado. Sin duda lo mejor que podía hacer era irme, irme y
 re-irme y reírme… arreglaría todo y no me dejaría enredar en mas nada, tenía que tener ese único  objetivo. Pensé en Pipo que había desertado de la city y estaba en Capilla del Monte viviendo en el rancho y trabajando en una panadería.
-         Me voy a Brasil. –dije como pensando en voz alta –ya no me banco esta ciudad.
Como el gato de Cheshire, Gato sonreía junto a mi.
-  ¿Y vos que pensás Gato?
-  No, nada… me estaba acordando de un chico amigo que ganó el premio al mejor disfraz en el carnaval de Río y dice que este año va a ir de nuevo.
Insólito… Gato podía llegar a salir con cualquier respuesta dadaísta… Pero aunque pareciese delirante no lo era tanto desde el momento en que yo había estado el año anterior en el carnaval de Río y ahora estaba pensando volver… Ella había estado leyendo mis pensamientos…
Subimos hasta el departamento tomados de la mano. Los demás estaban conversando serenamente. La situación era difícil puesto que Gato y yo estábamos en ácido y pretendíamos que no se diesen cuenta. Gato entró al baño y cuando salió después de un largo rato fue notable su disimulada inquietud.
- ¿Qué te pasa Gato? –le preguntó Noemí.
-  No, nada –dijo inaudiblemente Gato, pero después se acercó a Noemí y sentí que le decía: -no, ¿sabés qué?... que me miro al espejo del baño y veo esta mitad de la cara diferente de esta otra mitad… pero muy diferente… ¿vos cómo me ves?
Noemí la miró atentamente y al final dijo:
-   No, lo que pasa es que todos tenemos una parte diferente de la otra, y creo que es
     todo el cuerpo, la mitad derecha levemente diferente a la mitad izquierda… y en la cara a veces la diferencia es notable, una parte un poco mas alta o mas grande que la otra… es eso… pero eso no tiene nada que ver… eso no quiere decir que uno sea un monstruo esquizofrénico… ¿qué estás pensando Gato? …quedate tranquila, vení, vamos hasta el espejo y vas a ver que yo también…
Y desaparecieron frente al espejo del baño. Como la puerta quedó abierta desde la sala podíamos verlas, petrificadas frente al espejo murmurando quien sabe qué…
- Lo que pasa es que somos individuos, -dijo Farolito, - y INDIVI – DUO también quiere decir DUO – INDIVISIBLE… somos la unión de dos  semejantes que no pueden separarse, y que además para romper la divina simetría no son iguales sino levemente diferentes. Además como los comandos están cruzados,  el individuo derecho se maneja desde el cerebro izquierdo y el izquierdo desde el derecho…
- Siempre me pareció –dije yo ya amaneciendo como para rematar la noche –que las personas que tienen un ojo mas grande que el otro es porque son medio brujos, como Borges, o como Sartre,  o como Luis Buñuel, por ejemplo, que tiene un ojo que es como un periscopio… pero también es un fenómeno muy frecuente entre los alcohólicos crónicos…creo...
Y como siempre, nos dormimos entrado el amanecer  escuchando la guitarra de Tango sonando suavemente en la habitación de al lado.


                                                              *                                                

  (continuará)