Oso Fete Colorete
Nada nos destruye porque somos lo que nos pasa.
En este lugar hay vertientes, el agua sale de las piedras y nunca se repite, las avispas se bañan en los chorritos, las serpientes toman sol.
Y la gente me tira piedras en el balneario, o viene a escucharnos hablar y se transforma. Todo cambia de color, de clima. El cielo es una alucinación de colores increíbles, el atardecer es verde o amarillo o lila.
El agua es siempre la misma, pero las vertientes son inconstantes y juguetonas, y el agua es clara y renovada.
Junco divaga increíblemente, los ve a todos ustedes diciendo las cosas, nos despierta a todos.
Dejarnos libres unos a los otros es terminar con la guerra y la agresión. Que cada uno se escuche, se palpe, se ponga a secar en el sol y en la luna, cace gotas de lluvia, relaje los tensores, salude a las hormigas, guarde sapos en la mesa de luz y los adore, no deje que nada le sea ajeno.
Oso Fete, vos y yo estamos matando gente en Vietnam, te das cuenta, los hombres sin cara sienten que son enemigos; Colorete, la gente puede mirar la luna y maravillarse, ¿no ves que todos se están negando a llevar las armas que llevan y te piden perdón cada vez que te insultan?
No hay que confundir las cosas; un grillo es lo mismo que un violín, cuando pasa un tren no tapa el sonido de la vertiente.
Hay que confundir las cosas; cada vez que damos la mano robamos con la otra, y sin embargo estamos acá y cada uno de nosotros es innegable.
No hay que confundir las cosas; la locura es un orden lo mismo que las sastrerías, al revés que las cotorras y mis manos.
No hay valores, pero el vuelo de un pájaro es un punto de referencia para mirar a ningún lado.
Acá hay una cuestión tremenda; la gente tiene los ojos iluminados, los chicos encienden fuegos gigantescos junto al río, te miran con sus carbones al rojo, las noches son pesadas y temblorosas.
Junco dice: “Para que un día no seamos todos iguales y podamos vivir sin recordar que estamos haciendo otras cosas.”
Oso Fete, la cana corre rumor de que me va a cortar el pelo y Junco va y les dice que ellos están matando en Vietnam, que cada uno debe naufragarse y el comisario la escucha y ya no pasa nada.
Toda la gente del mundo está esperando la sola evidencia del agua de las vertientes.
Pipo Remolino
Capilla del Monte
Febrero 68
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