(y cuando digo mirar quiero decir escuchar, compartir, estar adentro)
puedo mirar a una persona como miro a la vertiente,
escucho el rumorcito del agua,
miro las avispas que toman sol,
durante horas me maravillo con una catarata de diez centímetros
que nunca se repite,
que a cada segundo es distinta y sigue siendo la misma,
el agua que nunca pasó por ahí pero que no se equivoca ni duda,
se deja fluir.
Tiro el cigarrillo a la vertiente y pienso si va a seguir
o se va a enganchar en alguna plantita.
Calculo para donde van los remolinos,
trato de ver el movimiento del agua
para prever qué va a pasarle al pucho,
pero hace algo que yo no esperaba.
Quizás si yo conociera mucho la vertiente,
si yo hubiese venido muchas veces a pedirle agua como esta mañana,
me sería mas fácil ver qué pasará con el cigarrillo.
Pero igual siempre habría remolinos que no conozco,
las plantas habrían cambiado,
y la vertiente seguiría siendo nueva y desconocida.
Pipo Remolino
Capilla del Monte 67 - 68
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