"También estaba "El Simplón", cuyo nombre en polaco significa "El Oscuro" y que puede asociarse a una sensible inocencia, al idiota medieval que sin saber posee los poderes de la luz y de la oscuridad. Fue introducido como víctima involuntaria en los juegos del grupo y elegido como su salvador. Desesperado por el amor del grupo y por haberlo aceptado, gradualmente fue consumido
por la fuerza de su propio papel y luchó inutilmente contra su extinción final. Su agonía producía placer, ira, piedad y aceptación entre sus torturadores.
Jennifer Kumiega
"Apocalipsis de Grotowsky
Algunas noches nos encontrábamos en el Obelisco. Se había empezado a correr la noticia de que en Buenos Aires estaban los hippies y llegaban chicos y chicas de diferentes lugares. Yo me había hecho famoso de repente sin ningún mérito de mi parte. Entre divertidos y entusiasmados mis amigos me habían conducido hasta un kiosco de revistas para mostrarme mi propia fotografía a toda página el día de la primavera en la revista 7 Dias. Yo no lo podía creer, pero ahí estaba, con los anteojos blancos Polnareff, la banderita de taxi LIBRE en el cuello y la estrella de Sheriff Deputy . Era muy increíble y divertido, aunque el texto a pié de página fuera un tanto malicioso. Y todo el mundo me comentaba la publicación de la fotografía. Yo no le daba importancia, pero había adquirido tres ejemplares de la revista.
Una noche en el Obelisco estaba conversando con Patty. Nos habíamos hecho muy amigos porque los dos compartíamos un estilo un tanto misterioso y esotérico. Entonces se acercó Sonia. Era una muchacha muy hermosa de largos pelos rubios y lacios. Me dió unos marcadores de colores y me pidió que le hiciese algún dibujo en la cara. Y así mientras conversábamos con Patty dibujé en la frente de Sonia una serpiente alada color azul. Sonia había sido novia de Tango, y después de Pipo y creo que ella había inspirado la letra de "La Dorada Princesa del Verano" a nuestros juglares. Además, lo que después llegó a ser "Diana Divaga", ese tema tan bien grabado con letra y música de Miguel, en un principio fue otra cosa, porque Miguel había hecho esa música para un poema de Sonia que se llamaba "La Niña Verde". Sin duda Sonia había quedado impresionada por la lectura del libro de ese crítico de arte que fue Herber Read y la lectura de ese texto le había inspirado un poema que fascinó a Miguel quien le puso una música que ya venía componiendo. Entonces el tema decía algo así:
"La Niña Verde está tocando el Cristal,
el Escarabajo de Plata le sigue el compás,
una Gran Voz de Naranja sale de la cueva mágica..."
Era una letra lindísima, muy psicodélica, al estilo hipp y la música entraba perfecto. Todos cantábamos ese tema con la letra de "La Niña Verde" de Sonia. Hasta que un día Miguel cambió la letra por la de "Diana Divaga".
Sonia era una presencia muy mágica. Yo la veía rodeada de un halo luminoso y sin duda creía que tenía grandes poderes ocultos. Me parecía ese tipo de seres muy hight que llegan a la tierra en ocasiones especiales. Generalmente no hablábamos mucho, pero solíamos enfrentarnos y mirarnos sonrientes. Y aquella noche ella me tomó de las manos y me dijo que si estaba dispuesto tenía pensado someterme a una pequeña prueba para saber si yo creía realmente en la magia.
Le dije que estaba preparado, entonces ella dijo que simplemente se trataba de ir caminando con los ojos cerrados y pasar através del Obelisco.
No pude evitar reirme ante tal ocurrencia, pero me aseguró que no era ninguna broma y que ella ya lo había experimentado con otros "iniciados". Me explicó, muy misteriosa, que exactamente en la base del Obelisco había una "puerta dimensional". No esa puerta chiquita que podíamos ver y que era la entrada al interior del monumento, sino una verdadera puerta hacia otra dimensión, una puerta sin puerta, un espacio inmaterial que como los agujeros negros comunicaban con algún lejano lugar del universo y que ella junto con otros amigos ya había atravesado. Pero me advirtió que debía tener una fuerte convicción porque ante la menor sombra de duda uno podía chocarse contra la pared.
Así que nos tomamos de la mano, nos ubicamos en la dirección al Obelisco y me pidió que cerraramos los ojos y que no los abriésemos por nada del mundo hasta haber pasado al otro lado. Después me indicó que extendiesemos los brazos hacia adelante como los sonambulos y empezamos a caminar a grandes pasos.
Yo trataba de tomar la prueba con la mayor seriedad posible pero ya le había dicho que no creía poder lograrlo. Me parecía que teoricamente era posible puesto que no creía demasiado en la realidad del mundo material pero no me sentía con la fuerza necesaria como para realizarlo y mientras caminabamos con los ojos cerrados, cuerpo a cuerpo, aferrados con una mano y con los brazos extendidos hacia adelante comencé a sentir un indecible pánico.
Sin embargo nada podía pasarnos. Estábamos encaminados en linea recta hacia el Obelisco y no podíamos desviarnos. Era una noche fresca y la plazoleta estaba desierta así que tampoco podíamos tropezar con ningún transeunte. En ese tiempo la Plaza de la República no estaba cortada por la avenida Corrientes así que podíamos caminar sin peligro alguno. Toda esa profusión abigarrada de letreros luminosos y luces de neón se había atenuado detrás de los párpados cerrados y solo percibíamos apagados resplandores intermitentes. El viento nos daba en la cara y nos agitaba el pelo y las ropas pero continuábamos avanzando implacablemente con largos y decididos pasos. Detrás nuestro habían quedado nuestro amigos observándonos con curiosidad expectante.
Me pareció que caminábamos mucho tiempo y que recorríamos un espacio mucho mayor que la distancia real que nos separaba del monumento, y en un momento tuve la certeza de que ya habíamos pasado atraves de la pared... Pero... ¡cómo podía ser? ¡debía estar soñando! Si, tenía la fuerte sensación, tal vez por tener los ojos cerrados de que todo eso lo estaba soñando y entonces sentí verguenza de mi credulidad y miedo ante lo ilusorio de la realidad. Me detuve en seco con una exclamación de asombro como tratando de despertar y abrí los ojos desmesuradamente para comprobar sobresaltado que el Obelisco estaba ahí, delante nuestro y a muy pocos centímetros de nuestras manos.
No pude contener una expresión de desencanto. Sonia abrió los ojos y me miró contrariada:
- ¿Qué te pasó? -me dijo. - ¡Si ya estábamos por lograrlo!..
Me hizo un gesto de complicidad y agregó:
- Vení, te voy a mostrar algo.
Me condujo atraves de la plazoleta circular hasta una de las bocas de entrada al subterraneo y bajamos los escalones. Como era tan tarde las puertas estaban cerradas y chocamos contra las rejas que obstruían la entrada.
- No importa. -dijo Sonia. -Desde aquí igual se ve.
Y como si fuese un premio consuelo, através de las rejas me señaló más adelante, en el largo corredor de enfrente un anuncio de publicidad muy grande que ocupaba toda la pared. Era la foto de una inmensa naranja. En todo el cartel no había nada más que esa hermosa gran naranja. Era ese tipo de pre-publicidad sin alusion a marca alguna pero que estaba destinada a crear expectativa. Al pié del cartel decía en gruesas letras verdes: "YA LLEGA LA REVOLUCIÓN NARANJA".
Era realmente un lindo afiche y nos quedamos mirándolo durante un largo rato. Parecía una promesa de algo bueno que se aproximaba, que debía ser formidable y revolucionario a la vez que simple y redondo como una naranja.
El señor Denis Diderot, erudit@ de quien desconozco qué cosa pudiera estar haciendo, por ejemplo, un lunes a las 3 la tarde de un día de setiembre de, ponele, 1769, dijo: "Reflexionen por favor, se los ruego, sobre lo que llamamos en el teatro ser verdadero. ¿es mostrar las cosas como se muestran en la naturaleza? De ninguna manera. Lo verdadero en ese sentido no sería otra cosa que lo común. ¿Qué es, pues, lo verdadero? Es la conformidad de los signos exteriores, de la voz, del rostro, del movimiento, de la acción, del discurso, en una palabra, de todas las partes del juego, con un modelo ideal". Pero en cambio, mucho antes, el señor Virgilio, que dicen que escribió la Eneida y andá a saber qué carajo hacía todos los días pero se murió 19 años antes de empezar nuestra cuenta occidental, un 21 de setiembre, dijo: "Facilis descensus Averni, noctes atque diez patet atri Ditis; sed revocare gradum superasque evadere ad auras, hoc opus, hic labor est"; que más o menos quiere decir: "Es fácil y sencillo bajas a las profundidades del Averno, pues la tenebrosa puerta del sepulcro está abierta día y noche; sin embargo, el regreso hacia arriba, a la clara atmósfera del cielo, pasa por un sendero duro y doloroso". :)
ResponderEliminarOmar, no recuerdo lo de la Niña Verde, pero está muy claro que la letra de Diana la hicimos con Miguel en el living de la casa de mi vieja en la calle Billinghurst. Y es verdad que Sonia es la inspiración para "La princesa dorada" poema que yo tenia en mi cuaderno y Tango agarró para hacer el tema.
ResponderEliminarEl comentario de arriba es de Pipo Lernoud
ResponderEliminarOmar, me acuerdo perfectamente de Miguel cantando -con la música de lo que después fue "Diana Divaga"- estos dos versos, y su clara referencia al libro de Herbert Read
ResponderEliminar"La Niña Verde está tocando el Cristal,
el Escarabajo de Plata le sigue el compás"
Del tercer verso no me acuerdo, pero confío en tu notable memoria.